RAMÓN LLANES

BLOG DE ARTE Y LITERATURA

lunes, 13 de junio de 2022

QUÉ VOTAR

 

QUÉ VOTAR

 

 

            Un acertado analista de la situación actual mundial se atrevió a decir hace poco que “la democracia es incompatible con el capitalismo”; a partir de este aserto cualquiera puede iniciar su lista de opciones para cumplir bien con la necesidad de votar. Es tan importante esta aseveración que debería conducirnos a rechazar aquellos programas que se asentaran en la propulsión del feroz capitalismo y en la vuelta a caducas y superadas opciones de gobiernos. Votar futuro, olvidar la intransigente deliberación de lo arcaico, partir de lo conseguido y no mirar atrás sino adelante. Alguna formación política arremete contra todo lo logrado como si hubiera sido robado a alguien y entiende que nada está bien hecho y proponen volver a empezar con un diseño obsoleto de la realidad, antiguo, inútil e injusto; como queriendo hacernos creer que hasta el mando a distancia es contrario al progreso y al bienestar. Votar humanismo, concordia, sensatez y rebeldía, nunca eliminación de derechos. La democracia también es incompatible con los programas ultraconservadores asentados en la fusta, la esquilmación y la renta olvidada.

            Determinar el pensamiento del voto olvidando las siglas evita el condicionante de la servidumbre y abre un más amplio espectro de cualidades, acaso antes escondidas o nunca sacadas a la luz, que ayudarán a construir una conciencia más lógica. Y poner delante de cada opción el propio ombligo desvirtúa la elección. Con los condicionantes que esta sociedad está desenvolviendo sus actitudes, la preponderancia del pensamiento humanista, que está instaurado en el beneficio común por encima del beneficio individual, se presenta como una alternativa imprescindible para este momento concreto. El humanismo nunca tragó sapos ajenos a sus principios, se ausentó de siglas dogmáticas e impregnó de voluntad y orden colectivo cualquier mandato que pusieran en sus manos.

            Lo difícil ahora será buscar ese humanismo, dónde se esconde, qué formación lo defiende, quién lo lleva en su programa; pueden ser verdades o falacias, pueden venir viciadas de demagogia o descompuestas por manoseos anteriores; se complica de nuevo la elección y siembra todas las dudas en cada uno de los votantes. Si se encuentra un sistema que haga tabula rasa con los abusos de cartera a los cuales estuvimos sometidos, que mire a todos y más al más necesitado, que las leyes que se promulguen sean para beneficio general, si se encuentra sistema así, provisto además de bondad y apasionado por hacer del bien a todos una filosofía de estado, si esto está en el ambiente que proponen no debe dársele más vueltas al voto. Si no es así recuérdese al menos que “la democracia es incompatible con las tesis ultraconservadoras y con el feroz capitalismo de las tendencias liberales”.

 

 

            Ramón Llanes

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