Tantos sueños,
tantos caminos
Recordar
ahora las imágenes de veinticinco años atrás y ponerlas en el mejor sitio de
la memoria supone siempre un placer inmenso para quienes son capaces de hilar
momentos y poner en presente cosas que ocurrieron; a veces no es la memoria
quien hace el esfuerzo sino la ansiedad y el propio sentimiento; algo parecido
estará pasando a todos aquellos impulsores de una idea que luego fue proyecto
y más tarde realidad y que se echó encima la tempestad del tiempo para convertir
aquel sueño en una grandeza inconmensurable. Se construyó el pen- samiento,
se fabricó el deseo, se creó la necesidad y surgió el camino. ¡Cuántos
sueños, cuántos caminos!, ¡cuántas anécdotas, cuánto abrazo, cuánto de
amor por las laderas sinuosas de un Andévalo expectante y acogedor!. Nada
podrá ser comparable para la emoción como volver a revivir dato a dato el
inequívoco lagrimar de cada uno, la experiencia compartida, la concordia
establecida y la devoción confirmada.
Ramón
Llanes. EL CAJÓN DEL SASTRE.
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