Uno.- ¡Qué
extraños los lances que no
se agrietan en las
venganzas, renuevan
los odios y aplauden como
golfos ideas
de sumisión!, ¡qué
extrañas las formas de dios para
dominar los sentimientos!, ¡qué
extraños quienes se
anuncian para
ser inútiles en
cualquier verdad!, ¡qué
extraños los perros que
saben más de lo
que cuentan!, ¡qué
extraño el efímero goteo de
amabilidad que
inventa el mundo para
ocultar ingratas
insolencias!, ¡qué
extraño el amor sin tí!. Ramón Llanes. (De ASOMOS DEL MIEDO)
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