LA ESPERA.
Parece
un paraíso pequeño, con sol a muchas horas, arboleda abundante, brisa cálida,
lluvia dulce, vida y luces color azucena; lo más parecido a un paraíso. El
viento es una música grave cuando entra por los montes y aguda cuando se deja
silbar por los llanos; la paz es un don continuo sin necesidad de trabajarla,
sobran excelencias y no se conoce la mediocridad.
Los ciudadanos conocen la generosidad
de la tierra, a la que adoran, no saben de miseria y el reloj es un compañero
de estancia que camina al tiempo de todos. Al pequeño paraíso lo circundan dos
bellos y caudalosos ríos que ofrecen agua y sosiego.
En este lugar tan parecido a un paraíso
alguien sufre por un amor imposible y la larga espera le ha cancerado el alma
viviendo en una indeterminada melancolía como si fuera un héroe desterrado. Y
en esta noche de luna llena se bebe a solas su ración de veneno y se duerme en
la hoja de un poema que anunciaba su dolor.
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