RAMÓN LLANES

BLOG DE ARTE Y LITERATURA

miércoles, 20 de noviembre de 2024

CUESTIÓN DE SOMBRERO

 CUESTIÓN DE SOMBRERO

 

 

            Convencer al carnicero de su adecuado plante para usar con cierto porte la prenda del sombrero no se hizo tarea fácil dada la aversión de este por encasquetarse “cosas tan raras en la cabeza”. Siempre entendió que no guardaba la medida exigida o que su careto no combinaba con elemento de tal prestancia muy a pesar de los consejos médicos tendentes a su uso quizá como protector a su delicada piel. Aquel mediodía estuvo osado y accedió a probarse, no sin incomodidad, un sombrero que portaba otro de los contertulios, profiriendo su desconsideración en tono despectivo enterando a la concurrencia de lo mal que a su testa le sienta el sombrero.

            Con la sorna propia de estos legos de taberna y gente de guasa perenne en las entrañas, se convino en dar por elegante la figura que el carnicero presentó una vez hecha la prueba y surgieron espontáneos aplausos simbólicos a modo de aquiescencia que mostraron empatía con la consigna de seducir suficientemente al carnicero para que de una vez se aliara con esta tan útil costumbre y así mejoraba su estética. Se le aseguró que tendría más éxito en los tratos sociales con compañeras, amigas y conocidas en general a fin de conseguir ese soñado y esperado amor.

            Advirtió el susodicho matarife que sus círculos sociales solo son de hombres, listando los amigos del fútbol, los del club gastronómico -que se reúnen una vez al mes para acabar con el tinto previsto-, sus colegas del golf y para de contar. Es imposible que en tales tenderetes encuentre al menos una boca que llevarse a la vida, siendo además admitido que su estructura física nunca le favoreció este tipo de relaciones.

            Quizá con el sombrero le cambien las cosas al excelente ser humano que es el carnicero y pueda encontrarse de frente con alguien del sexo opuesto que le mire con cuidado y admiración, le meta en la vereda corta y le atosigue con arrumacos hasta convencerle que no es el adefesio maldito de la historia ni suele ser tan importante el ser guapo. Se quedó con la copla, esperemos que los resultados sean los esperados y nuestro amigo encuentre compaña y bienestar.

 

 

 

            Ramón Llanes. 

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