COSAS DE LA CALLE (10)
Me vino de la
inspiración la advertencia de la lluvia y salí a observar la ciudad
temprana hasta los lugares que la costumbre me tiene señalados. A
media mañana me ocupé de lo necesario para seguir viviendo, -ya se
sabe, aquello del sustento y los caprichos- asomé por una tienda que
no frecuento en busca de un útil poco habitual en mi cuadro de
prioridades y fuí atendido de manera amable por el dependiente; la
segunda parada fue en la carnicería y aún salí de allí más
satisfecho por la cordialidad de la señorita que aconsejó mi
compra, luego llevé un encargo a un lugar concreto donde encontré
una mujer con una inmensa sonrisa que me recibió con igual agrado,
así hasta que me sirvieron la cerveza de mediodía adornada con la
actitud alegre y simpática de Isabel, como siempre.
Al cerrar la puerta de
casa pensé que había sido una mañana linda, llena de amabilidad y
que me hizo entender un poco más a toda esa gente que es feliz en su
trabajo y hace que los demás también lo seamos. Y vengo a
agradecerlo en este pequeño relato que solo pretende que mis amigos
sepan mis intenciones de seguir promocionando la cortesía y el buen
trato. Un lujo.
Ramón Llanes. 26 enero
2017.
No hay comentarios:
Publicar un comentario