Fuere
que no sondeamos el acuífero correcto,
fuere
que no supimos pignorar el amor
o
fuere que éramos libélulas
jugando a humanos
para
descifrar qué se esconde en la caricia,
nos
dejó cierto la tarea
que
eso era todo.
Nos
caducó la esperanza, a saber por cuántos
agujeros
de cansancios, por cuántos excesos.
Ramón Llanes. VOS.
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