La
luz anda con los dedos,
tropieza
con el árbol, con el agua,
se
transforma al color
que
la absorbe.
La
sombra anda con los ojos
esquiva
los destellos
y
se queda en pocos lugares,
donde
haga la falta
de
sombrear, espíritu, calma
o
tiniebla.
Para
después ir cayendo
a
la tierra, en reposo.
Ramón Llanes. MEMORIA DEL PRÓDIGO
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