COSAS DE LA CALLE: FAMILIA.
No es dado Pedro a considerar de
su familia a quien lo requiera y es muy propenso Diego a eso de la
familiaridad, así, todos los días, ambos discuten sobre los lazos de unión y
los parentescos que determinan el “primaje” entre ellos. Insiste Diego en que
sí y advierte Pedro en que no. Los demás no entramos en la dialéctica pero de
ser tan reiterada y cansina nos hemos obligado a opinar desde la broma,
partidarios todos del abrazo final que selle definitivamente esa ficticia
gresca y que queden como primos, parientes, o lo que sea, para bien de nosotros
y para mejor de ellos. Pedro no abraza primos inventados a pesar de las muchas
intentonas de Diego y cada mediodía, después de saborear el vino y el tomate,
se despiden con la vehemencia de Pedro y con la idea de recomponer mañana la
dichosa conversación sobre si en efecto son familia.
Los otros somos testigos del
curioso envite, provocamos el diálogo alto debajo de la acacia, reímos lo
nuestro y por tal razón no estamos seguros de querer que acabe el debate que
tanta ligera felicidad nos produce conviniendo todos en que la relación
familiar es lo de menos, al ámbito distentido interesa más que Pedro siga
sintiéndose amablemente hostigado y que
Diego persista en su derecho de considerarse primo de Pedro, así entretenemos
mejor el tiempo, restregamos risas puras a nuestro aire y nos dejamos invadir
por esta salsa grata que nos ofrece -en estío- la vida.
Ramón Llanes. Tharsis 23 julio
2017
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