Debemos
escribir para morirnos
del
destierro y las hormigas,
han
de pertenecernos los abrazos,
nos
pertenecen los silencios, las razones, la negación.
Han
de pertenecernos los espacios libres del árbol,
vamos
a morir con ellos,
con
toda la tarde, con el azul, con la brisa,
morir
un rato de eternidad
para
escribir que nos pertenecemos
las
pestañas, el manantial, la hoguera,
para
escribir a dónde se llega
por
el atajo de la vida
que
no sea a la muerte.
¡Ya!,
nos dejaron solos con el universo,
quizá
nunca nos anotaron
en
el censo de nacidos.
Ramón Llanes.
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