H.- 12
Nunca
veremos el mar de los ojos.
De ti al mar
hay un trecho de espumas
que nunca
veremos.
Nunca más
salpicaré mi cara
con la brisa
cayendo un atardecer
en nuestras
manos.
Nunca más
tu hombro-mar,
tu
cuerpo-mar anhelante,
tus
besos-mar, tu risa-mar,
¡Oh, tu
risa-mar!,
pasión
eterna
que nevó su
mancha en mi memoria.
Nunca la paz
del sueño en tu vientre-mar
ni
singladuras con la brújula de tu boca
en el norte
preciso.
Nunca
olvidaré tu mar-amor
que rompiera
la tarde
en un
descuido.
Ramón Llanes. MEMORIA DEL PRÓDIGO
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