ADIÓS FANTASÍA
No importa qué partido acabo de
ver, no importan los rivales ni el color de las camisetas ni siquiera importan
los presupuestos de cada uno de ellos, lo que más me ha llamado la atención es
que se ha perdido la fantasía en el fútbol; y al hilo de esta obvia reflexión
caigo en la cuenta que también en la vida se extinguió la fantasía, la de la
emoción, el entusiasmo, la naturalidad, la hombría, la ética, la limpia
sonrisa, a esta ganada fantasía me refiero. Hoy lo hablábamos en el foro de la
taberna, tertulia de pacíficos humanos que casi solo a conversar se juntan; y
dijimos que no son las cosas como antes, que parece todo de plástico, de falso
postín, que nos preocupamos más por pregonar lo que hacemos que por hacerlo,
que estamos volando a peores convicciones, siendo cierto que a los viejos
cualquier tiempo pasado nos parece mejor porque la nostalgia hace su seductor
juego y fortalece el pasado. Nos asediaron tanto que sucumbimos pero la falta
de crispación nuestra, la poca rabia y la nula rebeldía nos han hecho tragar un
desencanto más que irá cada día a otra nueva hecatombe del individualismo tan
fácilmente como prender fuego o declarar una guerra. Dice mi amigo Sebastián
que el ser humano es el único sobrante en este universo. Quizá sea verdad o
quizá la propia virtualidad reedite fórmulas contra esta perversa opción. Hay
que continuar trabajando para recuperar algo tan necesario como la fantasía.
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