ACTO
PRESENTACIÓN DE LA OBRA DE PEDRO JORGE SOLANS
EL
EXTRAÑO SÍ BEMOL COLOR SEPIA
La
maestría comienza en la segunda página cuando propone la cita de Jean Paul
Sartre “sé que moriré en la esperanza pero hay que fundarla”. A partir
de ahí suceden cosas, nos invade la pandemia
y quedan acaso recuerdos/que alimentan el
porvenir/para que no sea/una simple copia/ de lo vivido. Ben Clark
tuvo la primera culpa de este libro porque acuñó aquello de nos faltará el
papel higiénico pero que no nos falte la poesía. Os propongo colgar Corona
Versos en la redes, en este hilo o donde sea. Salud y Poesía. Empiezo yo. Y
surgieron libros, muchos libros, más libros, libros con olor a confinamiento,
libros de espejos, de gatos, de paisajes, de olvidos, hasta que este autor de
Qutilipi, Chaco, Argentina por más señas, empuñó el testigo de hacerlo y como
sabía escribir lo hizo y como quería publicar lo publicó con ENDYMION POESÍA y
como sabe volar ha venido hasta Huelva a presentarlo con la dignidad de un
aventurero.
Y puede
parecer una crónica de melancolías, un tratado de autoayuda para damnificados,
una retahíla de recuerdos o un resorte psicológico para librarse del olvido.
Nada de eso y también todo eso. Lo dicho queda, lo pensado se diluye. Y llegó a
la conclusión de que al fin y al cabo/la muerte es
el exilio/de las emociones. Y entonces calló un rato, después de
estos versos no cabían más indumentarias para la vestimenta del poema. Después
del rato en silencio volvió a escribir: qué difícil
será/espesar los mares/y beber sopa/de esa olla gigante. De tal
manera recorre su olor a casa cerrada en sus propias entretelas de estancia y
espacio que llega a temer por sí mismo, por su falta de lírica para diseminar
el terror del encierro y suscribe que: lo cierto/que
la muerte/nos cambia la vida. Parece verdad o parece mentira pero
esto es un breve poema con armonía y decisión, no hay que tocarlo, no le añadan
una coma, un punto, una enemistad, déjenlo y que vuele así, con tal elegancia.
Para romper la arrogancia de
la enfermedad se inventa que después de la tos
seca/la fiebre/y el cuerpo desarmado/cantar. El autor mantiene con
dios una solemne lejanía, trata de adivinarle los movimientos para
denunciarlos: Tú eres dios pero yo soy poeta,
le habrá dicho muchas veces, y además le habrá subrayado y soy argentino y con más reiteración y tengo un periódico y puedo hablar de lo que no haces.
Y se metió en un verso con rabia Durante la
invasión virósica/ví a un dios pálido/con tapabocas/enrojecido de vergüenza
ajena./Dios escuchó/y bajó los brazos.
Me
sobrecoge el rumor de un poemario tan abierto, con tanta densidad de belleza,
con tanta idea para degollar en los pensamientos y acaso me quedaría enmudecido
ratos eternos vibrando sus simbolismos, sus calmas y sus entrecortados miedos.
Es ya casi de noche y tocan a regreso, que la música espera libertaria para su
otra misión, que vienen los lobos y nos comen, que corresponde cerrar el
armario y guardar los libros porque no existiría el
mar sin ustedes. Y la puerta del mar es un espejo desde donde se ven
los sentimientos y los olvidos, la pandemia hizo sus estragos, la poesía no
faltó: ¡No, no, palabra, no te duermas!/hay
tetas/reventando savia/mujeres cantando bajo el agua/mujeres escribiendo/en la
vía láctea. Aún torturan, violan y matan/.¡Palabra, palabra, no te duermas!.
Ramón Llanes. Huelva 24
octubre 2022.
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