No encuentro el tragaluz por donde mirar las nubes, la escotilla tiene agua en los ojos, estoy vencido, me has inundado con tu seducción romántica y has manchado de brea los pies de mi
imprudencia. No sé hacer otra cosa que suplicarte, no sé nadar a tu ritmo, permíteme que te odie para atender mis sentimientos y mi valor, para no desorientar a mi cobardía, permíteme que no me muera ahora que naufrago, déjame que muera mañana de hastío o de rabia, sálvame de esta y te seré un agradecido las horas que de vida me otorgues.
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