EXPRESAMENTE HUELVA. Arribar
desde la quilla con un trozo de brisa nueva, esculpir
con olas el calidoscopio azul del hombre, la
mar inmensa en las manos, el sonido tenue de la barca; ha
germinado la vid, verde es el tiempo que la distingue, los
pasos gregarios de mineros en la estirpe oculta de su verdad, la
luz azotando paisajes, el color alto y noble de la Sierra sin
adormecer la elegancia, la inaudita riqueza del baile de
folía que el Andévalo custodia, la sombra de
los pagos que reinan lindes sin frontera con la amada tierra vecina que
tanto dulzor aporta en convivencia, la
nostalgia de seguir descubriendo mundos cada día con
la aventura en la emoción, el
verso que presagia la identidad en
claridades recién nacidas, Juan Ramón en todo el espacio, la
majestuosidad de la mar pendiente de nosotros; qué
sabor descubre la sorpresa en su hito de marismas, a
qué mesa no llegará el oro rojo del fruto, la “sonanta” en plena lírica, los
sueños siempre inquietos, el estero que sabe pensar en Doñana, los
pueblos colgados y abiertos de alturas a campiñas, tan plácidos, con
las insignias del fandango, la confianza en la historia, el
gusto por patrimonio alimentario, el sentimiento con
el sutil apego a la dignidad, los hombres y las razones, la
voz del pregonero en tardes de adoración a credos primigenios que
los seres de siglos antecesores dejaran perpetuarse; qué
niño no sabe de minas, de orillas, de devociones, de atardeceres, quién
no se mancha de mar por el estío; acaso
todo sea empezar y acabar en el estuario de los ríosa aquí
donde se amplía el azulario del horizonte y
huele a vida; nadie rompa esta memoria, nadie
olvide que recitamos expresamente a Huelva. Ramón Llanes.
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