Qué delicia saber que me tienes guardados
los versos de peinarme, que pisas por mí la nieve y los carámbanos, qué pasión sentirte siempre a mi compás abriendo de par en par la sonrisa y aprendiéndome a ocuparme los sueños y las dolencias. Qué sin ti sería el frasco de verdad que me sostiene.
No hay comentarios:
Publicar un comentario