UN SÁBADO
DE PRIMERA LLUVIA. Sonríe, te haré una foto, me gustas, ya no quedan mujeres como tú, así tan pulcra, tan femenina, tan sobradamente bonita. Tengo para tí el disparo de tu vida, éste que te definirá eterna ¿quién podrá borrarla?, o al menos nadie podrá borrarte de mi memoria. Siempre estoy con tus gestos en mis manos, cuando caminas, cuando vendes, cuando conduces, cuando limpias, cuando me ves y me huyes, cuando vuelves la cara por pudor. Todos los gestos los guardo en la retina de la cámara oculta que es mi memoria. Estás detrás del olivo, debajo de los ribetes ocres con nueve números delante, con la efímera virtud mía de mirarte a destajo sin futuro, sin progresión en la mirada, sin respuesta de cercanía, sin apenas un impulso. Ayer, camisa a cuadros, primera lluvia, olor a tierra mojada y aseo en la cornisa. Los dos en la línea abierta de la comunicación y solo uno habla y siente y solo uno se vuelve míope de intentarlo. Te haré una foto desde mi cárcel en el color que te apetezca y para mi colección de memorias. Sonríe, no hay para mí mujer como tú.
Ramón Llanes
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