POEMA DE MADERA
De madera el tonel que empresta solaz al sarmiento,
de madera estatua de estirpe presidiendo
la simbología
en el paso del hombre.
De madera se hacen las finuras y las fortalezas
y las manos se convierten en caricias acariciadas
cuando vierten mundo al respeto del tronco
y se conjugan en simpatía y sacrilegio,
en esa adoración mutua;
después o al tiempo, la mirada,
la creación completa en una tabla vieja
que antes fortaleciera la techumbre de la alcoba.
Allí está todo,
nada falta al esculpidor que le busca,
sin apariencia de espeleólogo,
una tira de felicidad,
un momento heroico a la astilla
y la secciona de parte a parte
aprovechando el hilo con precisión de relojero.
Madera en badajo, en aldaba, en cornucopia,
en vino, en sorbo de aire próximo al serrín
y madera en el fuego, último intento al agrado
y penúltima utilidad.
Madera viva
en la vida del tiempo,
indeleble, insurrecta y cálida.
Ramón Llanes
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