A VECES, LA VIDA.
Dice Assaf que
le da miedo la vida, así lleva tiempo sin decidirse a la aventura de la
travesía. Los amigos le insisten desesperadamente, el barco saldrá el próximo
sábado cuando colabore la marea y haya bonanza en la mar, saldrá el sábado
sobre el ocaso; con sobradas ilusiones, los consejos de las madres, la
incertidumbre del viaje y del destino, los jóvenes se harán a esta extraña
contienda con los sueños.
En la tarde
del sábado acudió Assaf al puerto, nadie le esperaba, en un rato largo se hizo
la noche y quedó con rasgos de tristeza en el alma por haber perdido la ocasión,
los amigos debieron marcharse. Volvió a casa, deshizo el hatillo de fantasía,
se borró de los ojos los horizontes por conocer, lloró mirándose las manos y se
dejó dormir, acaso arrepentido por haberse negado a sondear el futuro.
Durante largo
tiempo nadie habló de la vida en la casa, todos callaron sin poder comprender a
Assaf que había renunciado a vivir una libertad distinta. Solo les consoló un
abrazo común a la hora del desayuno, los padres volvieron a sonreír con la
esperanza de un nuevo intento pero Assaf le seguía teniendo miedo a la vida.
Ramón Llanes.
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