A MOGUER Luz vaga en el
recuerdo de un alba de pureza; cándido
alumbramiento de mi niñez lejana... Moguer, mi
blanco pueblo, ten para mi tristeza el azul
alborozo de una alegre campana. Campana que
me evoque la música divina que ya no
oiré jamás, perdida en la distancia del sendero
por donde -oh, rosa sin espina- vestida de
candores caminaba mi infancia. Mi frente
está colmada de sombras: hay un nombre, una lágrima
oculta, una pena, un cariño, y aquel
amargo pan nuestro de cada día... Moguer, mi
blanco pueblo, que mi dolor de hombre se perfume en
aquella pura rosa del niño que en un
rincón del alma pervive todavía... Xandro
Valerio Moguer 1910.
Madrid 1966.
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