QUIÉN LLAMA
Alguien ha llamado a la puerta y
me acerco sigiloso para abrir, la curiosidad ambienta todo el espacio, son las
más altas horas de la noche, casi madrugada, el viento no ha podido ser, afuera
llueve parsimoniosamente, las luces están apagadas y oscuro el jardín, pregunto
y nadie responde; por fin abro, miro, insisto con una voz de soledad, el tiempo
está mudo, ninguna respuesta ocupa el portal, cierro, vuelvo a la cama y vuelve
a sonar una especie de llamada tenue que refleja en la estancia un susto de
jindama metido en otra ficción, nadie responde; hago rozar las zapatillas por
el suelo para simular ruido de personas cuando se oye con timidez el llamador
de bronce como si quisiera entrar para calentarse, abro con cuidado, desatornillo
los ajustes y lo libero del enganche a la madera, lo acaricio, le quito el frío
y lo guardo en mis manos hasta llevarlo al lugar más ardoroso de la casa y
volvió a hacerse el silencio hasta mucho después de haber amanecido.
Ramón
Llanes. 13.02.2025
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