MI
MANO DERECHA
Soy
diestro de nacimiento; mi mano elegida ha sido siempre la derecha,
con ella he conseguido forjar las mejores tareas y los muchos
infortunios que el hacer me ha permitido. Mi apoyo principal es mi
mano derecha, me ayuda a comer, a escribir, a gesticular, a conducir,
a cortar chorizo a dar, a recibir y a lanzar cometas al aire. Siempre
ha sido mi aliada, jamás me faltó el respeto, jamás me fue
desleal. Mi mano derecha forma parte de mi conciencia desde que
comenzamos a entendernos con el pensamiento o solo con la voluntad.
Mi
mano derecha me ha cautivado muchas veces porque supo hacer
correctamente aquello que le sugerí, porque me llevó a perfeccionar
los moldes de las caricias, porque contribuyó a mi eficacia, porque
es una continuación de mi defectos y una limitación de mis
virtudes. Porque me añade compromisos, me alienta cuando el dolor me
enfunda miedos, me alimenta el ego en los subterfugios de los
desconsuelos; porque es activa, versátil, generosa y tierna. Porque
su posición no es mi preferida en las ideas pero le respeto el
espacio y la amo. Mi mano derecha sabe quien soy, hemos caminado
juntos en la ilusión de vivir.
Y
sobre todo mi mano derecha es mi alma externa o esa parte externa del
alma que se configura en el retrato y que por sus gestos conocen mi
procedencia. Es mi palabra, mi contenido, mi exageración y mi grito.
Ella ejecuta el humor y le da sentido al viaje.
Se
me ha puesto el sol tan cerca que le huyo, me refugio en las sombras
que me tientan a otro placer y describo un alegato de interés que
sirva como homenaje íntimo a mi mano derecha, ahora que ejerce en
plenitud su cometido de amor a sus conjurados miembros de la corpórea
viva. Ahora que me escribo con ella y me duermo en su apoyo y me
ayuda a soñar de una manera templada y limpia.
RAMÓN
LLANES. 1.8. 2013. Publicado en digitalextremadura.com
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