HISTORIA MENUDA DE NOSOTROS MISMOS
Ha sido
subir a la memoria y allí estaba todo, limpio y claro. Estaban las
músicas que oímos la primera vez en el tocadiscos gris y los bailes
en la casa del paymoguero, estaba el casino viejo, estaban los amigos
de siempre, estaban todos, nos mirábamos, reíamos juntos con la
pasión de los jóvenes. Todo está aún escrito en la memoria. Y
ella, una vez más, me refiere la actitud rebelde de muchos que
anduvimos de paseo en paseo, de teatro en teatro, en busca de la
felicidad que tan a mano teníamos.
Ahora solo
son recuerdos, de cuando las primeras obras en la casa de Mari
Crossman que se fue a Barcelona y allí hicimos el Club Juvenil, de
cuando Manolo Moguer nos ayudó en el diseño, de cuántos sacos de
cemento y de cuántos ladrillos pusimos a Joaquín para levantar un
sueño, de cuántas reuniones de salón de iglesia para los
estatutos, de cuánto ir y venir con la prisa en los ojos para que el
veintiocho de marzo de aquel sesenta y nueve todo estuviese terminado
para su inauguración. Me recuerda la memoria que fuera Carlos
Cañada, padre, quien presidiera aquel acto tan entrañable como
grandioso. De cuántos libros, de cuántos bailes, de cuántas
vivencias, de cuántas excursiones por cortas y aromos, de cuántas
búsquedas, de cuánto amor.
Ahora es el
recuerdo el único enlace con aquel tiempo pero de todos los premios
que la edad joven nos dejara en las manos fuera el amor el más
preciado, que no viene de soslayo a la memoria, que ha quedado en la
vida como sello indeleble, que el amor permanece en nosotros, que de
allí nacieran las pasiones de cada uno y nacieran los amores y
nacieran más tarde convivencias, hijos y estirpes hacia todo lo
largo, sin fronteras. Aquel viento ábrego nos marcó la conjura y
nos abrió puertas inmensas de libertad apenas cuando ni sabíamos
que existían democracias. Y fuimos estiletes de vanguardia porque
nos hicimos valientes desde la amistad, desde la armonía.
Con la miel
en mis labios ya entrelazados con muchas primaveras, con mi recuerdo
en la piel, con mi memoria en el alma, testimonio mi homenaje a
cuantos amigos de juventud me ayudaran a ser como ahora soy.
Ramón
Llanes. Marzo 2010.
Con motivo del 40 aniversario de nuestro Club Juvenil en Tharsis.
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