DE TI.
Para escribir de ti no
tuve que desembarcar en la orilla, desde la misma mar, mirando
espumas, desde la proa, en ese atardecer que esconde esperas, no
necesité remar adentro con las manos clavadas en el horizonte, no
quise confiar la memoria al aire, no mimé, para escribir de ti, la
bruma cansada ni el borbotón de colores que trascendían del poema
porque acaso no fuera ni poema; no atiné, para escribir de ti, a
ponerme nervioso como fuere necesario por ser la primera vez que lo
hacía entre olas, ni me mareó la fusta del espejo azul, ni me
incliné por debajo para sondear si estuvieras, aquello que me
parecía inconveniente se mostró afable, como si todo procediere del
destino y los nombres y las palabras brotaran cuando me puse a
escribir de ti.
Luego, que nadie borrara
la barquilla, que ni el refugio que a la noche le concede el viento
borrara la huella de signos escritos para ti al borde de un deseo o
fuere rasgo de una desesperación, el mar no tiene noticias del amor,
me lo dijeron las aguas o las intuiciones, luego que nadie deshebrara
el olor a ti en los esteros, en las bocanas, que nadie vibrase, como
yo, al ponerle firma a la memoria que te dedicara la escritura para
ti que del mar sin gente pude escribirte.
Y luego, ahora que releo,
no tuve que pensar las veces que nos tuvimos, para escribir de ti ni
me hicieron falta remedios de recurrir a los recuerdos ni de retener
sensaciones ya pasadas, como que nada pasó y lo tengo en el pulso y
lo pongo con billete de ida en este sobre que se parece a nosotros,
para escribir de ti; luego, que otra vez, se paró la barca y ni así
me tambaleó la firmeza para que los renglones se torcieran, escribía
de ti quizá con tanto deseo y tanta esperanza que nada pudo
contenerme.
RAMÓN LLANES
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