LAS
RAZONES DE HOY
Los
personajes del mando se han convertido en máquinas de quitar. La
semana acabó molesta, decrecida de bienestar otro peldaño, se hizo
patente la siembra del temor en los mentideros del macro organismo
que formamos estos sobrehombres que reclamamos otra cosa, acaso un
poco menos de enemistad, con ellos, con los negociadores, mentes
preclaras de la humanidad y tocados por los dioses. Y no es posible
acercarles a nuestro tacto, están arriba, olvidándonos.
Cuando
se encendía la primera antorcha de este amanecer, -ya en la fiereza
del asfalto-, se nos ocurrió pensar en el estímulo que nos vibra en
un interior próximo, a donde no han podido acceder los buitres
nombrados, comprobando que la vigencia de las razones para el
impulso, para los compromisos y para los deseos, se muestra muy
patente en el ámbito personal de cada cual, sin ranuras. Nos queda
un recorrido esencial, se percibe, un compendio de sueños que
doblegan el tedio y animan a todo lo que de utopía merece la
existencia.
Discurrir,
nos permitimos, sobre no desviar atenciones cuando ladren; sobre no
desalentar las maneras aprendidas; sobre conspirar contra la codicia;
pasar de largo por los ojos de los falsos mercaderes; solucionarnos,
a propio fuero, las necesidades; prescindir de todo lo que huela a
esto tan pestilente que hiere el aire y envilece las conciencias;
perseguir el bienestar con un nuevo esfuerzo y no acudir a la queja
ni al llanto ni al miedo.
Cuando
se apague la última sombra de hoy y estemos con la vista cansada
mirando a mañana, habrá una luz inquieta, muchas luces inquietas,
millones de luces que empujarán de voluntad a la memoria y nos
entenderemos renunciando a quienes no están con nosotros. Y solo con
el pensamiento, no poético ni banal, nos haremos, de nuevo,
protagonistas de nuestra propia historia y restauraremos la utopía.
RAMÓN
LLANES. 22.9.2013.
Publicado hoy en digitalextremadura.com
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