NIEVE.
Ha caído la nieve y te pones a llorar,
como si tuvieras una nostalgia. Pero tú no puedes nostalgiar a la nieve, no la
conoces, no sabes echarla de menos. Tal vez fuera por el impacto de verla así
tan blanca, tapando los verdes y los colores de la mañana, pero lloraste. Quizá
por su belleza, te dio sensación de contemplar una estampa estéticamente
perfecta y lloraste. O tal vez tuviste miedo a la nieve y lloraste. La nieve es
agua en blanco, no debes temerle. Quizá fuera por amor, te emocionaste, llevabas
tiempo esperándola, te enamoraste, como yo. Sí, ha sido por amor, o por
desamor, o por ausencia. No tiene el tiempo la culpa, ni la nieve, pero la
echas de menos, como yo. Y cuando viene te impacta y no puedes ni mirarla, te
duele, como a mí.
Nos hace falta tanta nieve¡, porque la
nieve es agua blanca pero también es abundancia de presencias. ¡Qué quieres que
te diga¡.
Ramón Llanes. Dic/13
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