¡CUÁNTOS DESCUIDOS!
Nos
iríamos diez años atrás cuando alguien llenara de agujeros el cajón de los
recursos y disparara el gasto hasta dejarnos pobres, en la indigencia, con
todas las garantías perdidas, con el déficit al nivel más alto, cuando
estuviéramos desheredados de esperanzas y de posibilidades de recuperación. Nos
iríamos allá, al poco tiempo de la sucesión en el mando para recordar qué lenguaje
social se quedó en el aire de este nuestro país, poco antes del relevo.
Y
aquello que pareciera un lodazal –en el argot más perverso de la más crítica y
despiadada actitud política- se cubrió de nuevas manos que nos ajustaron las
mentes, nos enseñaron la austeridad a unos cuantos –solo a los del furgón de
cola-, nos inyectaron veneno contra la rebelión, nos cerraron las bocas de
comer y nos pusieron en otro lugar distinto de la dignidad, todo lo contrario a
cuanto estábamos aspirando.
Qué
hicieron de grandeza?, qué destacamos ahora, diez años después, de logros
obtenidos, de pasos adelante, de avances económicos, de felicidad?, qué leyes
importantes han surgido de esta nueva arrogancia?. En romance laico puro “cualquier
tiempo pasado fue mejor”, lo dice el aire que respiramos en este país tan
hermoso como la vida y tan horrendo como los descuidos.
Ramón
Llanes, nueve junio dosmildiecisiete.
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