Pedimos la sombra para
el encuentro,
el lagar sin ritos,
la voz apaciguada,
el desvivido impulso,
los adagios,
la masa por hacer,
tu laringe en sorbos de
albas,
un ancla, dos velas,
la manta de jarapa,
un camino sin huellas,
tu costal de ternura,
mi bastón de versos,
el agua sin prisa,
los humos de añil,
nuestros ojos sin
complejos.
Y te guiño,
me guiñas,
y, de la mano,
nos perdemos por el
horizonte.
Ramón Llanes. (MEMORIA DEL PRÓDIGO)
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