LA CARICIA DE LOS OJOS
Andar los paisaje rotos en mañanas de olvido,
trizar con los ojos los sesgos del tiempo,
evaporarse, convertirse en invisible
y bajar simulando una caricia
a las calles de piedras
que resbalan la historia en la posesión
de un mundo de fantasmas
con grietas de mineral que se padece,
que se secciona solo por las reminiscencias del agua.
Todo es el agua, el gris del agua,
el rojizo del agua,
el agua empavonando los riscos
y los tesoros guardados de la luz
en los interiores de la mina.
Donde se quedaron las manos
clavadas al cobre
o donde el foco no dio para tanta sombra
las tareas de los hombres se conservan en las galerías,
con gestos, agallas, esfuerzos.
Y vendrán sonidos encontrados
en la tierra a ponerle una bandera de gozo
al tanto desamparo del progreso.
Ramón Llanes. (MINERALOGÍA DEL ALMA)
No hay comentarios:
Publicar un comentario