PAISAJE
Nuestro paisaje vive
con la conciencia tranquila
y el contento del deber cumplido
en la metáfora del alma.
Intacto, olvidado de impurezas,
sangrador y sangrado, altivo y fiel,
prominente en los ocasos,
pasional en las primeras luces;
la tierra se ha hecho fuerte
siendo las heridas su protección y su ensamblaje.
Los caminos del paisaje
son las ondulaciones de la verdad de la mina,
la enseñanza que los tiempos han puesto
en las montañas de estéril
que han recrecido estampas con estéticas únicas.
Nuestro paisaje es nuestro mundo,
la insipidez le adorna,
la monotonía del color le pone atuendo de nostalgia,
la soledad le protege,
las piedras son gloria esperriada,
quehacer caprichoso de las máquinas,
arte útil a nuestros ojos,
imprescindible amuleto.
Ramón Llanes. MINERALOGÍA DEL ALMA
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