Tesoros de Alosno
Alosno es una inagotable fuente de recursos folclóricos enraizados
en los tiempos; le dan un aire de ancestro, como un tesoro, y una sobrenaturalidad que parece imposible conservar aún después del transcurso
de los siglos. Ahí está, sin embargo, erecta la efigie de la buena custodia de todo aquello que es preciso tener en el recaudo mejor para
evitación de especulaciones, envites y actitudes desaprensivas externas.
Los alosneros se esmeran en preservar sus costumbres y mantienen
guardadas sus galas entre cielos de cortadillo y cofrecillos de orgullo,
sirviendo de admiración para los demás.
Cuando llega mayo a los primeros bordones, la guitarra suena sola
calle abajo buscando colá y pandereta que al ritmo siempre de su
"seguiriya" y su bíblico entender en este cante, ponen a la noche abierta
una música coral en tono mayor para alegrar los albores y las esperanzas
y para dar su toque de reserva al mundo, anunciando que su Cruz de Mayo
es uno de los ricos tesoros conservados intactos y fluidos como la propia
voluntad, como el propio carácter. Las noches de Cruz son alegorías a las
excelencias identitarias, a sus fandangos únicos, a la emisión de bonos de
virtuosidad que un dios antiguo repartiera como don a este pueblo que se
adorna y alimenta casi solo de rasgueo, de melodías eternas.
Estar, contemplar y vivir una noche en aquel rango dispone al alma
a establecer para las próximas penas otras templanzas, otros acordes
para constituir la existencia, acaso invite a pronosticar anhelos distintos
y felicidades nuevas. ¡Cuánta emoción se inventa oyendo las guitarras
acompañar fandangos en cualquier calleja de la noche!, ¡qué deleite
divino es ese trance!. Quizá nada se olvide en noches de tanto ardor pero
ciertamente los pensamientos se enfocan a otras apuestas y a valores
más cercanos a la concordia, al buen hacer y al poco odiar.
Bajo las sombras de mayo la Cruz enciende su luz de gloria, se oye
un quejío, se vuelca la mirada en un tiempo, se ennoblecen las esquinas,
se exprimen todos los halagos y surge de la nada otra contestación en
voz "laína" que pone la leyenda del tesoro de Alosno en un pentagrama
de aire. Debilidad afectiva de quienes lo poseen y debilidad expresiva
de quienes pueden visitarla y llevarse un reflejo de cornucopias para sus
nuevas retinas ya invadidas, de estos arrumacos de las noches de Cruz
de Mayo en Alosno.
Ramón Llanes. EL CAJÓN DEL SASTRE.
5 Mayo 2015
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