Andalucía
Hoy es Andalucía. Un día completo, horas eternas para vivir en
la identidad de esta tierra de palabras y quebrantos, de sueños y
pasiones. A esta tierra amarrada por el cuello a veces y otras encumbrada, solícita y generosa, abierta y carismática, a la inteligencia de un sector de miles de habitantes que son espíritu de ella y esfuerzo de ella. A
esa parte de quimera y parte de utopía, con la parte de misterio que le da
la sensibilidad, con la parte de nosotros, de cada uno que llevamos de
dentro a fuera el don de ser, sobre todo, ante todo, hombres de sur, secados y húmedos, cariñosos y sentimentales; al SUR con tres mayúsculas
que escribe y sabe y siente también con mayúsculas a los demás pueblos, que los pueblos todos tienen raíz y genes de gloria, que no solo
nosotros somos la gloria pero al menos somos nuestra misma excelencia.
A la par que pisamos la tierra acribillada de Andalucía la vamos
enriqueciendo con el amparo, la dedicación y la entrega; aquí se sublevan los fantasmas, se mueren por vivir, se quedan, se inquietan; los fantasmas son el cante, los sentidos al beber con gusto, la cosecha limpia y
aprovechada es el fantasma que se convierte en nuestro y nos colabora
en la forma de existir. El dueño sur, Andalucía tan sabrosamente enquistada en la piel y la sangre, como madre, hermana, compañera y amante;
y todos somos un poco y más y muchos somos más aún de ella y todos
somos el todo de ella, con la licitud que nos otorga no solo el haber nacido, sino el haber vivido, el permanecer, el colaborar en su proyecto de
vida, el ejercer de andaluz de cabeza a costado, el amarla, sobre todo y
el enamorarse con locura.
A esa Andalucía que nos proporciona el prestigio de pertenecerle,
con sus llanuras y sus mares, con el pedestal y la pena, con el paro y la
riqueza; a esa Andalucía a quien confiamos el secreto de engrandecerla,
le otorgamos hoy el premio Nobel del amor, con conciencia cierta de su
merecimiento.
Ramón Llanes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario