CIEN PALABRAS DE
POSTRE
No
pude eludir la tarea de cocinar a pesar de no entender una papa de fogones,
especias, salsas y condimentos. Me inflé de valor y preparé habas enzapatás,
picadillo de culantro, ensalada de orégano, variado de pescado frito y unos
revoltillos. En las habas se me olvidó el poleo, no puse culantro al picadillo
ni orégano a la ensalada, la sopa estuvo salada y fría, el pescado se me quemó
y los revoltillos salieron duros como una piedra; para el postre quise componer
un relato con cien palabras y me faltaron cuatro. Pero ¡cuánto nos reímos!
Ramón Llanes.
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