DIOSA TIERRA Hemos estado juntos en ese
anfiteatro natural que formaron tus piedras
para adornar el paisaje. En tus vísceras de azufre nos cruzamos las miradas, nos detuvimos a comprobar
que era allí a donde nos invitábamos y,
sin palabra, nos rendimos. Me esperabas, me esperas siempre allá en tu hígado rojo con
presencia de siglos. Soy el hombre de pirita con
“gosán” o plata que te revela los secretos
que no sabes de la vida, tu alma es una alacena de
almíbares, de arcillas y de colmos, y te traigo los mensajes
que recluto y selecciono para esparcirlos en tu
alfombra. Te pisé con el respeto que
te debo como diosa, miré tus carnes al sol, tus reservas de sangre para cuando las necesitaras
para nosotros, te hice en la mañana las
caricias en fotos. He captado los rasgos de
todas tus sonrisas, el piélago es tu mar
enrojecido por el tiempo, el aire lo racionas con
sombra y tu piel es como un
cuaderno de niño en colores superpuestos y toda el alma con trazos
de esperanza. Me enamoras, siento el beso de una diosa
calarme los labios cada vez que oteas mi
pensamiento, cada siempre, siempre,
siempre que permaneces en la
crecida de mi ola amorosa. Aniñado y hombrón sé que
atiendo por los costados un llamador de tierra mujer
que me entiende. Adelantando al tiempo vine a tus entrañas mismas,
metiéndome en tu piedra, en tus
regueros de sangre, en tus mismos ardores, llegué con toda mi pasión a
escribirte, tierra mujer, -allá en tu
agua-, que te quiero. Ramón
Llanes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario