JUGANDO CON EL DESTINO
II.- Caminar de la nada a la nada
sin disimular la pobreza en el harapo
ni el confort en la lágrima,
para no tragársela toda
o como águilas pendientes de la presa,
el horizonte era cada vez más utopía,
se notaban los pies marcados en el polvo,
el destino no tenía cara de amistad
y se alejaba de nosotros
con fiereza en los bolsillos, el futuro engañaba la ilusión,
los padres nos recetaban sueños
para engañar al destino.
Ramón Llanes.
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