EL
ANDÉN DE LOS NIÑOS En
cada plácido andén juegan
los niños a buscarse y
antes de hundirse la luz o de encenderse la noche se
miran ajustando sus deseos a
la trivialidad de los días, se
agazapan en un abrazo y
se devuelven la sonrisa envuelta en
amistad grande. Y
accede la paz a
restregarse por la explanada sin
apenas una voz alta ni un reproche, mismo
como la naturalidad del
tiempo. Ramón
Llanes.
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