¡Silencio, chisss, silencio!, alguien se asusta de los ruidos y desdeña el rubor de la concordia, alguien pasa de puntillas por este pedregal, ¡silencio!, que se oigan las caricias, que hasta los roces remeden músicas de sonatas de sur en las cuitas que el alambre pone a los vencejos. Silencio, no podemos malgastar con remos rotos esta travesía al infinito de nuestras singladuras. ¡Silencio!
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