EL DIOS DE MI MADRE
A mi madre no le gustaba
que yo fuera por la vida sin dios
y rezaba por mí
porque quizá todo el dios de mi madre
estuviera en la plegaria;
“quiero ser mejor -decía- y que todos los seres del mundo sean mejores”;
ella era infinitamente buena por naturaleza
y así lo demostró en su existencia,
aunque no hubiera rezado siquiera un avemaría,
fue buena, genéticamente buena
y los “rosarios” no pudieron hacerla mejor.
Y ella me decía que yo era bueno
y me amaba sin tener en cuenta mis credos
y así anduvimos juntos una calentura de años.
Ramón Llanes.
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