SE ACABARON LAS ARMAS
Fueron los pistoleros a comprar armas y no quedaban, se habían acabado en la anterior batalla; fueron los salteadores a robar armas y habían cerrado la tienda, en su lugar habían abierto una librería para niños; vinieron al mundo guerreros de otro universo a rescatarnos de la paz con una ingente cantidad de bombas y estas explotaron antes de llegar y se hicieron polvo inofensivo; se reunieron los soldados para inventar más armas y poder continuar luchando pero no quedaba hierro ni aluminio ni siquiera plásticos que sirvieran para construir armas y se molestaron con la humanidad y corrieron hacia las afueras de la vida a tragarse los fracasos; en los grandes salones de todos los ministerios las armas habían sido destruidas y con los reciclados de armas, de tanques, de rifles y de sables, ya bien fundidos, sacaron los científicos pupitres y estanterías de escuelas; en las planicies de dios también se acabaron las armas y los ángeles y sus catervas se dedicaron a convivir con los seres etéreos de aquellas galaxias y acordaron surtir las nubes de libros y de palabras perdidas. Y así fue como se olvidaron las armas para siempre y nadie volvió a nombrarlas y la vida se hizo inmensamente nueva y plácida, sin miedos, sin estruendos, sin sentido de la maldad.
Ramón Llanes. 6.8.2024
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