LORCA
Unos lo mataron, no se sabe por qué, si por poeta o por libre, lo mataron sin preguntarle el cargo, lo mataron, lo asesinaron para que jamás pudiera escribir ni hablar ni hacer teatro ni componer músicas, vinieron a destrozar lo mejor del enemigo, callar una voz culta capaz de tener opinión propia, lo mataron para obtener un premio y se habrá dicho más de ochenta y ocho millones de veces ¡malditos asesinos!, ellos, los ejecutores y también los impostores que se hicieron valer con armas para destruir conciencias, ellos y los pistoleros de una contienda que inventaron para mal de la historia y para que aun otros ellos siguieran justificando las muertes como necesarias para la estabilidad del estado, ¡qué estado!, ¡qué estabilidad!; para conseguir un poder a base del asedio. Qué hubiera podido escribir Lorca todo el tiempo después, ¿lo imaginan?, saben acaso lo que hicieron?, tienen verdadera noción de la catástrofe ocasionada en los seres humanos, en la literatura, en el arte, en la capa social de un país en evolución?, lo sabe usted, señor, que continúa pensando que aquella guerra fue entre dos bandos?, sabe cuánto perdimos con la muerte de Lorca?. Ni idea, usted acariciará su sillón parlamentario sin caer en la cuenta que fue Lorca quien le hizo un hueco en sus convicciones para que pudiera ocupar legalmente su asiento. ¡Qué malvada paradoja!.
Ramón Llanes. 18 agosto 2024. 88 años después de la muerte del inmortal Federico.
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