SUELO MOJADO, CAJÓN
SECO
En lo puramente cotidiano de mi
vida urbana gusto de recorrer lugares de mis encantos y personas de mi agrado
humano, así fue ayer cuando me acerqué a mi amigo Pepe a preguntarle por la
vida con la simple intención de saludarnos y reírnos un poco, que falta hacía.
La mañana tenía el color de lo desapacible, olía a humedad y el suelo
presentaba un aspecto de infundada tristeza y es que estaba lloviendo. Y fue
por esta causa que Pepe me dijo con su buen humor y su acento onubense: “suelo
mojado, cajón seco”. Nunca había escuchado esta expresión que más parece
una sentencia popular y que suele ser de buen uso entre quienes -como él-
regentan algún comercio por esta parte del centro. Todo lo que encierra esta
frase puede dar para un estudio profundo de buena filosofía pero tiene sobre
todo un tono de grandeza porque es verdad y las tiendas pierden casi su razón
de ser al percibir el mal tiempo. Luego me contó más cosas y la conversación se
hizo amena como siempre y cada cual cerró su palabra para volver al paseo, a
casa o a comprobar las inclemencias del cajón seco. Y para él escribo este
relato.
Ramón
Llanes. 7.3.2025.
No hay comentarios:
Publicar un comentario