DEL FANDANGO
AL VINO.
A
mi buen amigo Juan Manuel Baquero
que
tiene en Jerez sus testimonios.
Es, por aquí, setiembre alto
y pastizales,
sombrar de ejidos, besana
muerta y tropas de sesteo,
agazpachado el gesto, es,
por aquí, aún, el lustre del estío.
Es, por allá, rumias de
espejos en vides
de bodegas, el sol como
llegando a casa,
es diaconado de brillo un
solo tiempo
para apresar la uva, uno
solo para adorarla
en botas de duelas de
tránsito.
Y acá la lezna en el sermón
y allá la copa en la
liturgia
y acá fandango, salitre y
brea,
y allá solera y corcel,
vendimia y rumbo
y acá solana de cuadrilla,
sonanta y espera
y allá los bailes y los
estilos
y acá por doquier los pasos
de la noria
y allá quien busca la
guitarra
y acá quien la requiere.
Y allá, tú, con tu
apariencia, contigo, con ser
como te basta de capitán y
sereno,
con lados de feria en las
“jechumbres “,
con todo por hacer y todo
hecho,
con dos retoños,dos,
con mil recuerdos en la
biblia de tu almacén de viento,
con el grito en la fe y el
sacho en Osma.
Y acá, no más que nosotros,
oyéndote en el descompás de
la distancia
válidos para estericar los
dones,
acristalados y ahítos al
devocionario de querer,
de quererte, con estirpe y
ropa, con dote , con estrenos,
hipotecados a una eternidad
por tí, por vosotros,
umbráculos de paces que nos
llegan
y amor que se precisa.
Aprisa ya, nosotros los de
acá nos deshacemos
en bruces de arrumacos y
calostros,
un juanmanuel y antonia nos
pintamos
en los atardeceres sin
tulipa de las cabezas altas
de los oteros nuestros, tan
amados.
De acá, aguamiel y choches,
meloja y algarroba, van en
misivas de requiebros.
De allá, basta con un tú
abigotado y enhiesto
apasionado y noble,
y una tú, morenilla de
tormenta,
y los dos, en zambra de
encontrar,
la transmisión de un beso.
Ramón Llanes. 14-9-98.
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