HUELVA, DE CINE
El mundo de habla hispana resumido en la
bondad de Huelva, para que después de cuarenta y nueve años se hayan adherido a
esta farándula nuevos títeres o cómicos o genios o todas las cosas a la vez y
hayan dejado su impronta artística en este medio urbano tan necesitado de todo
y tan sobrado de ilusiones.
Cambiaremos
la preocupación que nos insulta el alma por unos ratos de sueños delante de una
pantalla donde se nos permitirá establecer lazos de sentimientos con tierras
hermanas y donde haremos jerga común con cada historia. Seremos en el escenario
los seres dolientes de la trama, los protagonistas, la tramoya, los efectos
especiales y los créditos; seremos la única parte de producción que no sale
dañada y el final más feliz de un evento de personas que entraron para
deshacerse del rugido del tren de afuera.
Es
el otoño el testigo que fragua la excelencia del cine, quien le pone hueco,
capacidad y honor, para luego el onubensismo dedicarle tiempo y aplauso, para
luego las instituciones crearle estructura, para luego la realidad
administrarle un contenido menos ficticio, para luego masticar en la memoria de
Huelva las vivencias que hicieron un poco mejor el aire, para luego volver a
empezar a preparar la edición siguiente con el pulso sin temblar y la garantía
de las cosas bien hechas como resumen a enseñar. Viene el mundo a Huelva, a encontrar
o reencontrar lo distinto, aquello de la mar cercana, de los ríos protectores,
de los tiempos calmos, de la luz eterna; a Huelva vendrá la vida de todas las
vidas a aprenderse de cómo es posible perpetuarse en lugar tan originalmente
precioso sin apenas aparecer en los letreros de la otra parte del mundo.
Vendrán a sorprenderse.
Ramón
Llanes
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