ACTO
PRESENTACIÓN DE LA NOVELA EL ORO DE LOS LOCOS
Un
día del pasado año llegó al Premio Onuba de novela una obra titulada El Oro
de los Locos que en principio a todos los componentes del jurado nos
pareció que el autor o autora pudiera tener una relación directa con la minería
y que incluso pudiera referirse a hechos ocurridos en nuestras cercanías, dada
la complicidad de estas tierras onubenses con la riqueza minera. Después de las
deliberaciones, al abrir las plicas observamos que la autora era María Dolores
Almeyda, natural de Sotiel Coronada y residente en Mairena del Aljarafe en
Sevilla. La novela quedó finalista y en segundo lugar, siendo muy bien valorada
por el jurado por su carga de realidad y emoción, porque respondía a una
cuestión que afectaba sentimentalmente a nuestra propia vida y además porque
gozaba de una narrativa bien elaborada.
Esta
obra no ganó el premio en esa ocasión pero el Director de la Editorial, a
criterio del jurado, consideró que la novela tenía méritos para ser publicada y
asi se acordó una vez que ambos se pusieron de acuerdo para llevarlo a cabo. Y
hoy la presentamos aquí con todo el honor y con la máxima dignidad, su edición
vendrá a aportar aspectos determinantes en la historia de todas las
publicaciones de la Editorial Onuba y también en el contexto general de la
literatura. Y como tal felicito a María Dolores y le sugiero que lleve su libro
a todas las partes, que lo enseñe y lo divulgue, que merece la pena.
Ella
tiene una larga vida en esto de escrituras, versos, recitales, pregones, actos
y coqueteo con la cultura desde siempre, cosa que le acredita en suficiencia.
Ella hablará de su obra porque yo me limitaré a introducirles con algunos
buenos retazos del mismo que entresaqué y que especialmente me gustaron. Por
ejemplo: No es peor perder las flores que dejar morir al jardinero. Lo
escribe casi al principio y con el transcurso de la historia se verá el por qué
de esta afirmación casi de pura filosofía y de plena metáfora.
A
estas alturas de su vida, la felicidad era tan solo un íntimo deseo de paz y
tranquilidad, de tratar de evitar en todo lo posible alteraciones de orden
interno que pudieran aturdir su calma.
Ahí
queda este párrafo que viene a sofocar tal vez una incertidumbre o un deseo. Y
cuenta incluso de la ignorancia en la oficina del registro civil de la
existencia de uno de los personajes con respecto a su paternidad, como pudiera
haberse desconocido la inscripción de la muerte o las muertes. Son torpezas de
la vida aquella o de las circunstancias. Este texto que les leo viene a
conformar la idea de una de las partes de la obra:
Lo
cierto es que no sabemos en calidad de qué aceptó Pili el
dinero.
Como un regalo, sí, ¿pero, por amor, por sexo, por
agradecimiento?
Había dos formas de entender el hecho. Pili, joven,
inexperta,
sin picardía, se lo contó a su madre y le dio el dinero que
Juan
le había entregado. En realidad, fue su madre quien mercantilizó el sexo y
estimó la importancia de los pagos.
Y en otro párrafo indica
con su certeza que El suicidio es un ajuste de cuentas con uno mismo.
También me llama la
atención la narración de un acontecimiento descrito de esta manera:
Sin
darse cuenta comenzó a rehacer el pequeño formato de su futuro.
Deshizo
por completo el escaso equipaje que trajo al llegar, abrió las
ventanas
de la casa y dejó que corriera el aire por los pasillos; un aire
caliente
y denso anunciador del verano imposible de resistir que ya
tenían
encima. Escuchaba decir en la radio que allá, en la capital, las
altas
temperaturas habían solapado los objetivos de la plaga en
aquella
parte del país, en la que solía soliviantarlos con fuerza el
fuego
del sol, por eso sospechaba que, definitivamente,
permanecerían
alejados de la tiranía del bicho, aunque hasta el
momento
no había sido algo que les preocupara ni a ella ni al resto de los vecinos.
El resto de la enjundia,
de sus menesteres y de sus tramas los dejo en secreto para que sean ustedes
mismos los sorprendidos.
Ramón Llanes.
Huelva 28 noviembre 2023.
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