COMO UN ADIÓS
Se apagó la vela inapagable,
el hilo se partió en dos pedazos,
uno de orgullo otro de turbación;
nadie pecó por culpable,
nadie por agobio, nadie por desatento.
Un trozo de pretensiones se muere
falto de opulencia;
nadie echará de menos que algo faltó de ternura
y mucho sobró de dolor;
nadie dará cuentas al alma de su agonía,
a nadie juzgarán por consentirse tanto al olvido
y el mundo cursará motivaciones y órdenes
como si nada se hubiera roto desde la luna.
Ramón Llanes
No hay comentarios:
Publicar un comentario