El diccionario
define “mandanga” como flema, indolencia y pachorra e indica como sinónimos tontería,
cuento y pejiguera; puede ser así y es razonable pero este vocablo de origen
incierto, y quizá procedente de una reiteración popular en algún lugar de
nuestro mundo, refiere por esta zona una situación simpática o surrealista que
ocurre cuando alguien muestra un comportamiento extraño o no esperado. Se me
ocurre, por ejemplo, definir así al momento en que un cualquiera se presenta mal
vestido en un acto solemne y se hace ver hasta conseguir protagonismo absurdo
surgirán los comentarios y alguien dirá: “La cosa tiene mandanga” y será la
expresión más acertada. Se trata de la producción de una sorpresa ingeniosa,
original o tonta; existe mucha mandanga en esta sociedad. Ahí queda.
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