LA
PAZ DE LA SIERRA
Llegar
hasta aquí, con la suerte del ánimo
en
la mirada, con capacidad innata de mi gusto
por
este paisaje. Encontrar la Paz enredada
en
la yerba, saliente en los musgos
del
mesto, repartida en la dehesa
donde
reina la dulzaina del castañar,
acaso
la somnolencia del buitre
que
custodia las alturas, la razón plácida
de
estos seres, tan acostumbrados
a
la espiritualidad cierta de la vida.
Llegar
hasta aquí, con los brazos
absortos
en otros brazos, con el deseo avanzado
en
pleitesías para robar esta calma de luz;
con
mi condición de poeta
queriendo
llevarme este aire mítico,
con
la virtud expuesta en las calles
y
en los ojos significantes de quienes habitan
esta
noble parte de Sierra
que
desde la lejanía amamos.
Llegar
hasta aquí para traer Paz
y
encontrar más Paz todavía, recién hecha,
elaborada
con el molde usual de siglos
siguiendo
la costumbre ancestral
del
respeto. Llegar hasta aquí
y
comenzar a doblarse las rodillas
en
señal de una adoración lírica,
solo
común en los sitios donde la pasión
juega
al sosiego y es la vida
un
premio.
Llegar
hasta aquí y sentir una lágrima de placer
por
encontrarnos y saber entendernos
con
este cuaderno de palabra y Paz en las entrañas.
Ramón
Llanes.
13
mayo en Aroche.
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