De espaldas al tiempo que nos ocupa esta esperanza de encontrarnos busco en una suerte tardía esa fe prolija en ti, amena y dócil, busco el prestigio de ser rey de los encuentros y ensayo el catorce de febrero con un ramo de ilusiones en las manos y en el alma flores de cien nombres la mística sustancia que te acerque. He buscado en los días, en los atardeceres, como no, en el vendaval de enero, en las lluvias imprevistas, he buscado en los cajones, en la linterna, en el domingo que me viste, en un resplandor de luces artificiales; busco y busco crecidas de deseos o despistes de olvido hasta dejarte venir al locuaz harén de ternuras que tengo preparado, no hallo la manguera que te enganche al sifón de mi agua para absolverte y beberte de piel a besos, de derechos, de lunares, de labios, para dedicarte un cuarto de milenio por cada amor, partícula de amor o sueño de amor que compartas con este zahorí de sombrero y poemas. En catorce miles de febrero al lado del tú, de ti, que amo, perderme en los tiempos, me apetece.
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