LA FLOR DE THARSIS
Mi pueblo ni siquiera tiene un monumento de hace diez siglos, una iglesia románica, un castillo en lo más alto donde se guarden memorias de batallas de antaño o quizá un ilustre personaje que lograra renombre en la historia universal y ahora prestigie este ámbito, pero mi pueblo tiene una flor amarilla que -a modo de perla del más brillante oro- inunda el invierno nuestro y nos lo hace más llevadero y sobre todo hace magníficamente más bello el carácter. Es la flor del aromo que nace en febrero. No te la imagines, ven a verla, a olerla, a quererla, a tenerla. Mi pueblo, evidentemente, es Tharsis.
Ramón Llanes
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