Y ASÍ TODA LA VIDA.
4.- Me mandaron a estropear las guerras
y remar todas las barcas,
vinieron otra vez los acólitos a impedirme
ellos también llenaban de temor
las farolas donde la luz tiritaba de miedo
y a mal rezo magullado
sonaba el latín de adentro, los salmos clamaban
contra la dignidad, ¡qué decrépito de atrio!,
¡qué raro altar sin almohadas!.
Las plegarias no lloraban, mentían,
afuera era invierno
y las putas insultaban con sus tacones altos
el ambón, se exprimían de frío
y volvían a morir una noche más
despedidas del cielo.
¡Qué raro purgatorio sin almohadas!,
dios desamaba
permitiendo el quebranto de las normas del bien.
Y así, toda la vida, todo el vacío de la vida.
Ramón Llanes.
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